Este proyecto apela a la sensibilidad de niñas, niños y cuidadores en las actuales circunstancias, buscando que empaticen con el personaje principal, quien se encuentra aislado, encerrado en sí mismo, temeroso; sin embargo, sus deseos de relacionarse, de hacer amigos, de crear y jugar lo acompañan permanentemente. Esta puesta en escena espera generar reflexiones sobre la relación con el otro, las búsquedas interiores, la soledad, la fuerza de la imaginación y la necesidad de transformarse para asumir la realidad. En términos formales, y dado que el equipo creativo está formado en diversas disciplinas, la puesta en escena vinculó  el teatro negro, la danza y las técnicas aéreas de circo.