El trabajo de creación en laboratorio escénico nos llevó a experimentar las ideas iniciales, poniéndolas a prueba en el trabajo directo, explorando, indagando, constatando o reproponiendo. Es la certeza inicial con lo imprevisible del descubrimiento. Esa ha sido la metodología del grupo desde nuestro origen: partir de una carta de navegación clara y aceptar que el decurso del montaje, la construcción de los personajes, las soluciones musicales y el equilibrio de la puesta en escena son consecuencia del proceso.

Inicialmente estudiamos meticulosamente los personajes, las situaciones, el entorno social, el contexto psicológico y el panorama propiamente dramático. Una vez esclarecidos los personajes, entramos a resolver el tema de la estructuración de las escenas desde la historia mítica y sus variables contemporáneas. Resaltamos la tácita relación entre los hechos evocados de la Grecia antigua y el mundo actual; las circunstancias sociales, las reyertas por el poder y las pasiones humanas siguen teniendo características que hacen perdurables las viejas historias de los clásicos.

Todas las fases del trabajo (labor de mesa, exploración de laboratorio, construcción de los personajes, manejo de los elementos escenográficos e improvisaciones focalizadas para extraer materiales de utilidad escénica, la elaboración musical y el experimento videográfico) han resultado de vivo interés, nos han llenado de intensidades y expectativas. A la postre, se integraron las partes y se ajustaron los conceptos estéticos, para lograr, al final, soluciones que fueron congruentes con los propósitos iniciales.

Seguramente, el gran acervo fue lograr una lectura renovada de una trama legendaria, acercando el tema a la sensibilidad de nuestra época y buscando aquellos aspectos inconfesados en la manera de referir una historia de ahora y de siempre.