“El juicio de Elsinor” resultó siendo una experiencia multidisciplinar que terminó involucrando artistas de distintas disciplinas y conocimientos técnicos en varios campos para darle forma y materia a este proyecto. En el proceso de montaje final debían acoplarse las distintas capas expresivas utilizadas de una manera uniforme ofreciendo un reto muy complejo y estimulante, que incluía un trabajo actoral delicado y realista, una puesta en escena con un juego escenográfico importante, un mobiliario móvil de gran formato que se desplazaba por todo el espacio generando una danza de objetos, la realización de unas animaciones en 2D que servían para sintetizar grandes bloques narrativos de la tragedia original, adicionalmente la cámara en vivo que registraba desde una mirada cinematográfica el discurso dramático de la obra, y un músico electroacústico que fue componiendo la partitura sonora en los ensayos y el correr de las funciones. Por tanto, el juego interdisciplinar de la construcción del montaje teatral fue lo más relevante y desafiante de este proyecto en particular, acompañado también como grandes retos de producción en la consecución de un espacio idóneo para la construcción de la propuesta. Casi 40 personas con distintos oficios, miradas, trayectorias, unidos para darle vida a “El juicio de Elsinor”.